Cultura

Pistas para conocer a La Reina Roja de Palenque

En 1994, dentro del Templo XIII de Palenque, Chiapas,  fue descubierta la Reina Roja,  una osamenta femenina cuya muerte se fechó en el año 672 d. C..

Fue bautizada con el nombre de Reina Roja, debido a su tono escarlata, causado por el efecto de los aproximadamente tres centímetros de cinabrio –sulfuro de mercurio- que la cubrían.

            Por el rango de esta mujer y  los misterios a su alrededor, este hallazgo fue de suma importancia. ¿Quién era la Reina Roja? ¿Por qué mereció el honor de ser la única mujer maya sepultada dentro de un sarcófago en un templo? ¿Cuál era el origen y significado de su extenso ajuar?

            Emiliano Melgar Tísoc, arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se propuso desentrañar estos misterios.

             Utilizando técnicas de microscopía electrónica y arqueología experimental, trabajó con una muestra de 44 piezas pertenecientes a la diadema, las orejeras y el collar de la Reina, elaborados de jadeíta; así como la máscara de malaquita, para reconstruir su proceso de elaboración y compararlo con el de otras piezas de la lapidaria prehispánica del área maya.
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Pistas para conocer a la Reina

  • La Reina Roja debió tener entre 40 y 45 años, media poco más de metro y medio y estaba aquejada por la osteoporosis, según los estudios que le realizaron.
  • Portaba pulseras, cuentas circulares, un collar y una máscara mortuoria hecha con cien piezas de malaquita y dos conchas a manera de orejeras; dos láminas de obsidiana hacían las veces de pupilas y cuatro de jadeíta fungían como iris.
  • Su cráneo estaba deformado a la moda “tubular oblicua”. La nobleza maya acostumbraba entablillar y vendar las cabezas de las niñas de cuna, un proceso que lograba la deformación craneana, considerada un signo de belleza.
  • Sobre la lápida de su sarcófago se encontraba un incensario y un malacate de hueso, y a su lado reposaban los restos de sus “acompañantes sacrificados”, un niño de aproximadamente ocho años y una mujer de treinta a la que le fue quitado el corazón.

Hallazgos

  • Los estudios determinaron que la mujer no tenía ninguna relación consanguínea con Pakal, por lo que fue identificada como Tz’ak –bu’ Ajawn, esposa de Pakal II, gobernador de Palenque entre 615 y 684.
  • Tz’ak –bu’ Ajawn no era oriunda de Palenque, sino de una urbe cercana llamada Ox te’kuh. Fue hija de Yax Itzam Aatmi, tuun ajaw, “gobernante de la piedra preciosa”.
  • Los objetos que integran su ajuar no están elaborados con la misma técnica de otros encontrados en la tumba, lo que planeta la posibilidad de que el ajuar se fabricó fuera de Palenque.

El trabajo de la asesora forense del FBI Karen Taylor confirmó el parecido de la Reina Roja con los frescos que la retratan, en donde además la presentan como un personaje muy influyente en la vida política maya. Se cree que tras su muerte, Palenque y la civilización maya cayó en decadencia.

La Reina Roja no fue una mujer muy alta, media tan solo un metro cincuenta y ocho centímetros, que tal vez para la época era un promedio alto; lucía  el cráneo deformado a la manera tubular oblicua, como era costumbre llevar entre las mujeres de la nobleza maya.

Cuando niña de cuna había sufrido el proceso del vendaje con tablillas amarradas a la cabeza para lograr la deformación craneana, la cual se consideraba como el súmmum de belleza tanto masculina como femenina.

La hermosa Reina Roja con el paso de los años, que no perdonan a nadie, sufrió de osteoporosis, y posiblemente le dolían las piernas cuando caminaba por su lujoso palacio o cuando asistía a las ceremonias religiosas.

Además, Tz’akbu Ajaw padecía una terrible artritis degenerativa que le impedía utilizar el telar de cintura y fabricar sus bellos collares de jadeíta y turquesa. Sus dientas careados la  deben haber hecho sufrir mucho, a pesar de haberse sometido a varias curas en manos de los doctores de la corte.

Afectada por tantas enfermedades para las cuales no había cura posible, la Reina Roja encontró la muerte en el año 672, como queda dicho, y su esposo Pakal II decidió enterrarla dentro de un sarcófago. Así pues, el enamorado esposo mandó construir el Templo de las Inscripciones para gloria del ahau, para que descansara la Reina, y para posteriormente acogerlo a él también.

Para llegar a la cámara mortuoria donde reposarían ambos cuerpos, se hacía necesario descender una escalera interior, pues la cámara se encontraba a 1.50 metros bajo tierra.

En esta cámara se encontró, cientos de años después, la maravillosa osamenta de la Reina Roja la cual descansaba en una de las recámaras de una subestructura que constaba de una puerta y un pasillo, dentro de un sarcófago monolítico.

Dicho sarcófago medía 2.40 centímetros de largo por 1.18 de ancho y estaba colocado en un recinto abovedado. Sobre la lápida del sarcófago se encontraba un incensario y un malacate de hueso; en su lado poniente quedaron los restos de un niño de aproximadamente ocho años, y en el lado este los de una mujer de treinta años no muy alta que murió al quitársele el corazón a manos de los sacerdotes.reina roja

Se trataba de “acompañantes” sacrificados a la Reina Roja para que le hiciesen compañía en su viaje al más allá. Los huesos de Tz’akbu Ajaw estaban pintados con cinabrio, un mineral de mercurio y azufre que da una coloración roja, color que dio pie a su inmortal nombre, aunque ella nunca lo supiera.

La cámara en la cual fue hallada, contaba con un psicoducto: una perforación que le permitió a la Reina Roja comunicarse con Xibalbá; es decir, el Inframundo de los mayas, y descender las escaleras que desembocan en un río sagrado.

La Reina Roja llevaba una máscara mortuoria hecha con cien piezas de malaquita (procedentes de las costas de Guerrero), la hermosa piedra semipreciosa de color verde, y dos conchas a manera de orejeras; dos láminas de obsidiana hacían las veces de pupilas y cuatro de jadeíta fungían como iris.

Una máscara más pequeña de jade adornaba una especie de cinturón; la reina portaba pulseras, cuentas circulares y un collar. Como corona ostentaba una diadema, símbolo de la nobleza maya.

Actualmente, la Reina Roja se encuentra resguardada en una bodega de la zona de Palenque donde espera su liberación.

México lindo y querido