Tomalalala

Lleva serenata a su esposa internada en hospital

 

La serenata de un italiano de 80 años ante el hospital donde estaba ingresada su mujer

Era la primera vez que se separaban en 47 años y, como no se permitían visitas a causa de la pandemia, Stefano Bozzini decidió llevarle serenata a su amada esposa tocando el acordeón en el patio del centro sanitario.

La pandemia ha hecho que en el hospital no se permitieran visitas de los familiares, ni siquiera de los más cercanos. Pero eso no iba a impedir que Stefano Bozzini intentase animar a su mujer, que estaba ingresada desde hace diez días. Así que este italiano, que está a punto de cumplir 81 años, se plantó en el patio del centro sanitario y empezó a tocar su acordeón. Una serenata que conmovió a su esposa, que le miraba desde la ventana, a los pacientes y al personal sanitario que pudo presenciar este pequeño concierto particular.

El gesto romántico con la serenata de Bozzini tuvo lugar el domingo por la mañana el hospital de Castel San Giovanni, en la región italiana de Emilia-Romaña. Bozzini echaba terriblemente de menos a su mujer, Carla Sacchi, con la que lleva casado casi cincuenta años. “Para nosotros ha sido el primer momento en que estábamos separados en 47 años y se me cayó el mundo encima. Hubiera hecho cualquier cosa para verla”, ha contado el enamorado anciano a la radio pública italiana.

“Así que decidí ponerme el sombrero y coger el acordeón”.

Bozzini se colocó su icónico sombrero con una pluma en el lado, uniforme de los Alpinos, la especialidad del arma de infantería de montaña del Ejército italiano de la que se retiró hace años, y se sentó en el patio.

“Hacía sol y no habría parado nunca de tocar”, relata. Poco a poco fueron asomándose los sorprendidos médicos, enfermeros y también su mujer, ayudada por el personal porque todavía estaba debilitada por el tratamiento. “Es el mejor público que pude tener, tuve tantos aplausos”. Carla le observaba desde la ventana. De vez en cuando le mandaba un beso.

El anciano tocó la canción favorita de su esposa, que observaba desde la ventana

El repertorio fue el más adecuado para la ocasión. La primera canción que sonó fue Spanish Eyes, de Engelbert Humperdinck, la favorita de su esposa. La solía tocar todo el día en casa y también los jueves en una residencia de ancianos, donde solían dar pequeños conciertos para animar a los más mayores. A Bozzini le solían llamar el “Gianni Morandi de los Alpinos”, en referencia al cantante italiano, porque nunca se separaba de su acordeón.

Carla y Stefano se casaron en 1973. “En la boda vi a Carla bailar con otros y entonces fingí que me había hecho daño porque quería bailar solo yo con ella”, recuerda. Bozzini sólo se apartó de la música en una ocasión. La pareja tuvo tres hijos, pero uno de ellos, Marco, murió a una edad muy temprana. Entonces decidió que nunca más iba a volver a tocar. Pero un tiempo después sus otros dos hijos le llevaron de nuevo el instrumento y no se pudo resistir. Lo hizo también por Marco, porque “la música llega a cualquier parte”.

Bozzini ha denunciado la soledad que sienten los más mayores en estos tiempos de pandemia, privados de la compañía de los allegados. Una soledad que sintió especialmente durante los diez días que estuvo separado de su mujer. La ingresaron a sus 74 años para realizarle pruebas por un posible cáncer. En este hospital no se tratan enfermos de coronavirus, pero no se permiten visitas para que no se produzcan posibles contagios. Ahora ya se encuentran ambos en casa, después de que Sacchi haya recibido el alta, y, según dicen, están listos para celebrarlo con más música y un buen plato de pasta.

Anna Buj | ROMA, Corresponsal La Vanguardia foto agencias