Nacional

Si las organizaciones mexicanas de narcotráfico son declaradas terroristas

Si las organizaciones mexicanas de narcotráfico son declaradas terroristas

Por Ángel Dorrego.- El presidente de los Estados Unidos de América (EUA), Donald Trump, fue fiel a su costumbre y lanzó una declaración temeraria a partir de un tema de coyuntura: ante la petición de la familia LeBarón de clasificar a los cárteles mexicanos de narcotráfico como organizaciones terroristas, respondió que ya tenía algún tiempo trabajando en ello y que iba a hacer la petición formal a su Congreso para que se apruebe; todo esto dicho en entrevista en un medio de comunicación afín a su gobierno. Esto significaría un cambio de paradigma en nuestra asimétrica relación bilateral y, en términos prácticos, el fin de la soberanía de México en asuntos de seguridad hemisférica.

Aunque todavía no se tiene nada formal al respecto, cualquier cosa que diga Trump hay que tomársela tanto con reserva como con precaución, ya que su estilo de accionar suele ir primero por una aproximación por fuego, haciendo una declaración escandalosa o una amenaza franca, para después maniobrar según la reacción de los actores involucrados según los asuntos que le sean prioritarios en la coyuntura en la cual se encuentre. Y en estos momentos las circunstancias podrían ser propicias, ya que el ejecutivo estadounidense se encuentra bajo juicio político por presuntamente tratar de presionar al gobierno de Ucrania para otorgarle información que perjudique a Joe Biden, potencial rival electoral del magnate inmobiliario, a la vez que el próximo año se encontrará en plena campaña para la reelección como mandatario de la primera potencia global. Hacerse cargo de los problemas que, según él, México lleva a los Estados Unidos debido a su debilidad económica e institucional, puede sonar sumamente atractivo para la franja del electorado del vecino del norte que lo puso en la presidencia en primer lugar.

Esto significaría que los EUA se estarían otorgando libertad completa para combatir a dichas organizaciones delictivas de forma directa y discrecional. Por un lado, quiere decir que podrían congelar bienes y activos, como cuentas bancarias, de cualquier persona o ente que se relacione de alguna manera con los cárteles mexicanos, lo cual puede ir desde cualquier exportador de productos nacionales acusado de trasiego o lavado, hasta instituciones financieras completas. Además, congelaran las cuentas de cualquiera que tenga cualquier trato con los cárteles mexicanos. Por otra parte, también quiere decir que piensan actuar de forma independiente para detener a los objetivos estratégicos de dichas organizaciones, lo que va desde enviar agentes de inteligencia y operación a realizar labores a territorio mexicano, así como enviar fuerzas de combate en caso de que lo consideren necesario. Todo esto sin pedir autorización al gobierno mexicano. En resumen, quiere decir que actuarán de la manera en que crean pertinente sin importarles ni el gobierno ni la soberanía mexicana, declarándonos de facto como estado fallido.

Así que, si bien no es un hecho, hay que tomar en cuenta que es factible. Tanto, que el gobierno mexicano se ha puesto en pláticas de inmediato con los funcionarios implicados del gabinete de Trump con el fin de tratar de detener esta declaratoria que, como tal, aplastaría el discurso de soberanía del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien este miércoles sólo declaró “cooperación sí, intervencionismo no”. Sin embargo, la cooperación con el gobierno estadounidense ha sido uno de los puntos flacos del ejecutivo mexicano en este sexenio. Según información de Raymundo Riva Palacio, a la Marina Armada de México se le ha excluido de muchas operaciones del gabinete de seguridad por su cercanía con las agencias estadounidenses de inteligencia, como en el caso del fracaso en el operativo para capturar a Ovidio Guzmán en Culiacán, cuando ellos son los que tienen mayor experiencia y éxito en dicho tipo de actividades. Además, existe una severa desconfianza en la opinión pública estadounidense hacia un gobierno que se niega a combatir a los cárteles “para no provocar masacres” a la vez que no sólo el número de decesos aumenta, sino la crueldad con que se cometen.

Por eso el caso LeBarón viene como anillo al dedo para las voces en EUA que piden poner en orden a México y así no tener que convivir con los problemas de tener un estado fallido como vecino. La familia LeBarón tiene la particularidad de que sus miembros cuentan con doble nacionalidad, son tanto estadounidenses como mexicanos. O sea, una organización criminal emboscó a un convoy compuesto únicamente por mujeres y niños, american citizens, para dejar un saldo de tres féminas y seis menores brutalmente asesinados. Hay quien acusa hoy a la familia LeBarón de vende patrias por hacer la petición de que se declare terroristas a los cárteles mexicanos. Sin embargo, no es sorprendente que un deudo de una masacre de esa magnitud pida la ayuda de quien sea cuando se da cuenta que el gobierno mexicano no quiere o no puede resolver el asunto de forma expedita.
Y ante la amenaza de Trump de comenzar a actuar sin tomarnos en cuenta, hoy es México quien pide cooperación, aunque ha sido el dedicado a romperla. Colaboración conjunta entre agencias de seguridad mexicanas y estadounidenses ha existido desde, por lo menos, las épocas de la Guerra Fría; mientras que en asuntos de narcotráfico existe por los menos desde los años ochenta del siglo pasado. Según los gobiernos en turno, dicha cooperación se puede enfriar o intensificar, pero está ahí desde hace mucho tiempo, aunque no se exponga a la opinión pública por motivos de preservar la imagen de soberanía, lo cual es popular entre los políticos de todas las naciones aunque comprendan que en la vida real existen compromisos e interacciones geopolíticas que obligan a los gobiernos a cooperar según sus fuerzas y objetivos estratégicos.

Es por esto que México se enfrenta a un riesgo de perder completamente su capacidad soberana en materia de seguridad, no sólo por la incapacidad que ha mostrado este gobierno y los inmediatos anteriores para lidiar con el problema, sino además por la falta de estrategia geopolítica que permita prever a través del análisis de inteligencia los severos riesgos a la seguridad nacional derivados de creer que las relaciones exteriores son accesorios a la política local, como suele plantear el presidente López Obrador al decir que la mejor política externa es la buena política interna, y que refrenda en su nuevo libro “Hacia una Economía Moral”, donde parece que México es una isla gobernada por hombres malos, pero que se corregirá con la llegada de un gobernante bueno. Pues en este caso, el visible embrollo que tenemos en nuestra política de seguridad interna nos está metiendo en un problema de relaciones exteriores que parece que el gobierno no tenía previsto.

¿Qué hará el gobierno mexicano? La ocasión anterior en que Trump nos amenazó con cobrarnos aranceles si no parábamos el flujo de migrantes, el gobierno mexicano decidió convertir a la naciente Guardia Nacional en policía migratoria. Si siguen bajo la misma línea, los diplomáticos mexicanos buscarán desactivar esta bomba de la misma manera: yendo a decirle al gobierno estadounidense con toda la fuerza de nuestra independencia, libertad y soberanía que vamos a cooperar con ellos en lo que nos digan con tal de evitar el castigo a nuestra amorosa república.

Educación

Por Ángel Dorrego

Analista, consultor y asesor político. Especializado en temas de seguridad y protección civil. Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México, Maestro en Estudios en Relaciones Internacionales también por la UNAM. Cuenta con experiencia como asesor de evaluación educativa en México y el extranjero, funcionario público de protección civil y consultor para iniciativas legislativas.
Correo para el público: adorregor@gmail.com

Foto BBC